Se iniciaba la jornada 12. Después del último partido, únicamente quedaba especular, dado que nos enfrentábamos al 3er clasificado.
La cosa no empieza bien. La mayoría de los jugadores llegan tarde al evento (20 min antes del partido). Eso implica que el código interno no se cumple y da muchas pistas de la seriedad del equipo (pero nadie dijo que fuera serio).
Varias bajas para el encuentro: Oriol (el marinerito embarcada hasta marzo, y en marzo desaparecido por el proyecto de novia que tiene entre manos) y Raül (aprovechando la semana de vacaciones, desaparece informando sólo a algunos). Además, yo, lesionado de la última semana de partido (por una patada mal dada a un rival, que triste), aprovecho que no puedo moverme para ponerme de portero (total, para la que se nos venía encima...).
Antes de empezar el partido, mal rollo ya con el Sr. Colegiado (por llamarlo de alguna forma). El "trainer" le entrega las fichas, y éste le indica que por favor se juegue "tranquilo" dado que llevaba 4 partidos y había expulsado a 5 jugadores. ¿Para qué narices les pagan a los árbitros?. Para que aguanten el chaparrón. Además, podía haber seguido en la línea de expulsiones y se habría ahorrado disgustos (más adelante se entenderá).
Se inicia el partido con sorpresa: son 5 justos. Es el momento de aprovechar. Pero nada más empezar, parece que el equipo no se ha dado cuenta de dicho detalle, y no presiona como se debe. Además el juego, en vez de ser rápido y fluido aprovechando los cambios, se convierte en un festival de pases largos y algún detalle de Álex que por desgracia, no acierta en todo el partido entre los tres palos.
Poco a poco, el equipo contrario se hunde físicamente, pero debido a nuestra mala puntería, no somos capaces de meter un gol ni al arco iris. En este tiempo, el Capullín colegiado se empieza a erigir
(Del lat. erigĕre) en la estrella del partido, permitiendo entradas a destiempo (sobretodo del Sr. 13, que más adelante comentaremos), cortes de balón con retención en el suelo, etc... Indicar que el Colegiado, era muy amiguete de uno de ellos... Acaba la primera parte sin más. No sabemos llevar el tempo del partido dadas las circunstancias y se habla de ello en el descanso: "Se debe presionar más, quién esté cansado: cambio, pero hay que ir a por ellos". Nada más lejos de la realidad.
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Inciso: Se deben hacer sobretodo un par de reflexiones:
1. Jamás se deben hacer según qué cambios. Personalmente me suda las narices si alguien juega menos o más. Quiero ganar, y si alguien no lo entiende, que me lo diga y me quedo en mi casa.
2. Somos un equipo totalmente inexperto y que jamás utiliza la cabeza, empezando por el entrenador y acabando por el más joven. Nadie sabe llevar el peso del equipo, además de que nadie escucha lo que se le dice. Será cuestión de reflexionar sobre el tema. Personalmente hablaré con el entrenador para que corte de raíz estos problemas. Pero probablemente algunos podamos salir mal parados.
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Se inicia la segunda parte: más de lo mismo. Ellos se mueven bien, nosotros no presionamos y empiezan a crear ocasiones. Nosotros, no generamos casi ninguna, salvo algún destello de Álex, que se convierten en "Touch Down". Se produce una cagada en defensa, dejando a 2 tíos solos contra el portero. Tengo suerte, la paro y la mando al córner. Importante indicar que sólo hice 3 pases largos de contraataque (uno de ellos casi mato a mi hermano por tirarla larga y darle en el cuello). Otra la paró Alberto y le dio un pase de la muerte a Mauri que chutó a puerta con mala fortuna y el balón salió fuera. El resto, perdidos.
De nuevo, fallo en defensa. Esta vez David salta demasiado y le pasa la pelota, incomprensiblemente, por debajo de la pierna. Uno contra uno y chute entre pie y mano por abajo con gol, a pesar de tocarla. 1-0 contra 5. No es fallo de David, es un gran fallo del cuerpo técnico por dejar a 4 jugadores de campo que no saben jugar atrás (al menos esa es mi opinión) (Pep, Alberto H. y Álex estaban descansando en el banquillo, está claro que algo se hizo mal, en mi opinión).
Aquí empieza su partido: pérdida de tiempo, faltas con provocación, la gente pierde los nervios (como siempre en este equipo), el árbitro, cansado de la larga tarde, se pone más nervioso, el 13 va a todas y le da igual cómo. Y por supuesto nosotros, apenas salimos de nuestro campo con el balón controlado.
Llega el momento del desenlace: Mauri controla, le entra el número 9, le pega una patadita, Mauri se gira con el balón controlado, el número nuevo, desequilibrado, le deja un pie en largo, Mauri tropieza, cae, coge el balón para tirárselo al jugador, se le escapa, y con el puño le amenaza, la gente corre a separarlos, el "estimado y nunca bien ponderado" señor colegiado, en vez de arreglarlo con tarjetas, igual que el resto de partidos, parece que le va bien el resultado y decide finalizar el partido, despareciendo de la pista, sin tan siquiera entregar actas. Encima sigue el barullo en la pista.
Poco puedo indicar de lo que se generó a mi alrededor. Aseguro que mi intención era separar. Pero cuando llegué al número 13 (hijo del Nadal), le dije las cosas claras: "Cuando estás cansado, eres muy guarro y has tenido suerte...". Sorpresa la mía cuando me coje la mano, en plan agresivo, y me contesta insultándome. No sabe lo que ha hecho. Le digo que o me suelta o tendrá problemas, y aún más chulo me aprieta más y me dice que qué le voy a hacer: puñetazo a la barriga. Se echa para atrás, se queda parado y me vuelve a insultar. Me acerco a él, creo que con gente arrastras, no lo tengo muy claro, ya no era yo, y cuando lo tengo cerca le meto un cabezazo en su cabeza, en ese momento empieza a correr. Aparece mi padre, el resto de jugadores por allí en medio... En eso el portero se me acerca y me dice que tiene a los 2 hijos pequeños en la grada; que no nos pasemos. Le contesto que aún más gilipollas es por su parte el hacer esas tonterías delante de sus hijos, pero él se lo ha buscado, que piense las cosas antes de hacerlas (vamos, que ha salido a su padre).
Al final, ánimos caldeados, pero la pista se abandona.
Indicar que, para aquellos que estaban presentes y que lean esto, las palabras que indiqué con tono elevado en el vestuario hacia el equipo, las mantengo, y si alguien considera que no es así, que a pesar de jugar para pasárselo bien, la imagen del equipo y el intentar ganar no se debe perder, que me lo diga, y seré un aficionado más, para venir a ver como varios tíos se encienden en un partido que se debía haber ganado de calle y que por no tener cabeza, se suspendió perdiendo 1-0, que tiene delito.
A la espera de los comentarios oportunos...
Un saludo.
P.D.: Recibí mi tercera cartulina amarilla por indicar al amiguete del pito que un jugador no se puede tirar al suelo a por el balón. Me perderé el siguiente partido al llevar 3.